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Día 6 - Una película que no gustó la primera vez, pero que ha ido creciendo hasta ser favorita.

 EL ESPÍRITU DE LA COLMENA de Víctor Érice


En realidad no es una película que vi por primera vez y no me gustó; la situación es aún peor, la vi y la borré de mi mente.
Durante mi época universitaria en Medellín, dos amigos y yo no nos perdíamos ningún cine club, ni festival ni curso de cine. En los festivales de cine nos comprábamos esos bonos completos donde podíamos llegar a ver hasta 6 películas al día, salíamos de la sala del Colombo Americano (con los ojos cuadrados) y bajábamos a la bilbioteca a alquilar más películas. Íbamos a clase y volvíamos a sacar más películas de la biblioteca. No nos cansábamos, fue nuestra etapa más obsesiva.  Esto obviamente llegó al punto de saturarnos. Y, por lo menos, en mi caso llegué al punto de no concentrarme mucho y mezclarlas u olvidarlas al poco tiempo. Ahí probé que hasta con las pasiones habia que ser mesurado. 



Una de esas que olvidé fue el Espíritu de la Colmena, que vi en el cine club de Eafit  con mi amigo Pablo Botero. Estuve desconcentrada totalmente en toda la película, y salí y fue como si me hubieran disparado con el "desmemorizador" de Men in Black. La borré de mi mente y todavía no me perdono haber olvidado semejante obra maestra. Un año después otro amigo nos contó emocionado toda la película y yo estaba fascinada, quería verla, ¡sonaba muy bien! Pero Pablo me insistía que ya la habíamos visto. Juré y juré que no. Le discutí, y creo que hasta le aposté plata y perdí. Luego la alquilé en VHS, la volví a ver y recordé algunas escenas, pero era todo muy vago. Creo que sólo recordaba los ventanales con forma de colmenas. Ahí me di cuenta que sí, que me había sentado en la sala del cine-club pero en realidad no la había VISTO. 


El Espíritu de la colmena es la obra de arte de un grande, el español Víctor Érice. Director olvidado y subvalorado. Es un relato onírico en el lugar menos propicio para el onirismo. Una experiencia poética. Una casa en un pueblo desierto de España, de una famlia que se dedica a la apicultura. Dos padres que sólo dejan la sensación de vacío familiar en dos niñas hermosas. La llegada del cine al pueblo, en especial la película de Frankenstein de James Whale. La niña Ana Torrent, con esos grandes ojos expresivos, se enamora de la figura de Frankenstein, a quien intentará encontrar en esa "colmena", ayudándose de esas posibles respuestas que le de su hermanita sobre la muerte. Dos adultos estancados en el tiempo y que tampoco están afectados por el exterior, viven en  una colmena monótona, estructurada y precisa donde Ana es la única dispuesta a  asombrarse, escapar y transformarse a través de su experiencia cinematográfica. 

"¿Por qué el monstruo mata a la niña y le matan luego a él?"

La coherencia entre la historia y la dirección de arte son perfectos para ilustrar esa metáfora de la colmena. El lugar desértico, los hongos, la decoración de la casa, los vitrales de las ventanas en forma de colmena, el reloj musical, el panal, las cartas, los colores cálidos.
Es tal vez una de las películas con mejor dirección de fotografía que vi en la vida y es la que siempre tomé como referente en mis trabajos posteriores. Trata sobre esos temas que me obsesionan: la familia, el matrimonio, la niñez, la soledad, el cine. Es sin duda, una de mis favoritas. Todavía no me perdono haberla ignorado por completo aquella vez.


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Carajo. ¿Qué es esa vaina? No me va a alcanzar la vida para ver todo lo que recomiendas.
La descripción de los dos adultos es fascinante. Y la niña que sueña (y por eso me envidedo y creo que es la única que de verdad vive), suena muy bien.
La sacaste del estadio con "hasta con las pasiones habia que ser mesurado."

Saludos.

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